“Nada” serie dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat
“Yo argentino, como el tiro en el corazón de Favaloro
Del éxtasis a la agonía,
Oscila nuestro historial
Podemos ser lo mejor
O también lo peor
Con la misma facilidad”
Bersuit Vergarabat, La Argentinidad al palo (2004)
Analizar de que va la trama de esta serie no tiene mayor sentido, decir que es visualmente hermosa y que cada encuadre está cuidado, tampoco.
Luis Brandoni actúa en serio, nos brinda una composición emotiva y creíble.
Además, a costa de ser repetitivo, remarco que la dirección de arte es sobresaliente y no obstante, significaría poco (o “nada”) toda esta enumeración de elogios, sin una idea que expresar afirman los directores.
Lo relevante es otra cosa que se entrelaza con cada plano.
¿Esta serie por fin viene a tocarnos el hombro para decirnos a los habitantes de BsAs sobre todo, que no todo está perdido?
Cohn y Duprat vienen a ofrecer su corazón, por eso el final tan explícito, poco sútil:
El protagonista mandando un video previo a una operación con resultado incierto, diciéndonos a los espectadores “dejen de romper las pelotas, vivan y dejen vivir”.
¿Por qué es que se hizo tan difícil eso? Vivir y dejar vivir.
¿Por qué nos volvimos tan vigilantes?
¿Por qué tenemos este estado de ánimo?
Desde la comida que se nos muestra en plano detalle, al atardecer majestuoso del barrio de La Boca, los directores nos muestran que existen motivos para que no sintamos que estamos en el fondo de la tabla de posiciones y cerca del descenso.
Porqué directores tan ácidos (son los mismos del Ciudadano ilustre donde se maltrata al único argentino que ganó un premio nobel en su propio pueblo, de los pensamientos del Encargado de Guillermo Francela con sus miserias o los que hicieron brillar a Emilio Disi en “querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo”) deciden irradiar “argentinidad al palo” en modo optimista es una pregunta que me hago.
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Todo aquel que camina por BsAs en este 2023, ¿puede abstraerse de la tensión y decepción que parece estar a dos metros de altura sobre toda calle? a tono con la descripción de Roberto Arlt en el inicio de su novela Los siete locos respecto a lo que sentía Remo Erdozain?
Estaría vigente aquella imagen en cada televisor con el valor del día del dólar blue, en la tragedia del vecino de Ezpeleta que le robaron las ruedas de la bicicleta o en la fila de jóvenes frente al consulado de España o de Bélgica, pidiendo visa para irse.
Viendo Nada, tuve una sensación: haber ganado el mundial de 2022 no nos hace “mejores” como “argentinos” sino que posiblemente nos haría evolucionar indagar en que cosas nos dan alegría, nos dan pertenencia, nos dan ganas de respirar. Ese sería el legado de Manuel Tamayo Prats, dicho por el mismo personaje a cámara y por la dupla de directores en cada escena.
¡Que linda queda la ciudad retratada en la cámara de los directores! Que ricas comidas tenemos y aún perdura la capacidad de darle una mano a quien la necesita (la empleada doméstica paraguaya como metáfora) es algo que no debemos perder, es algo vital. Ver “nada” ayuda a no olvidar que esta ciudad fue la capital de un gran país. Y puede serlo, aún se puede tener ilusiones.
Gracias Gastón, Gracias Mariano y gracias al enorme director de fotografía por darle a la ciudad por un rato, felicidad.