Hay múltiples razones por la que la película animada Flow, de Gints Zilbalodis sorprende. Sus recursos mínimos (el director aseguró que realizó la película en su totalidad con el software Blender); su ausencia de diálogos; su falta de explicaciones al mundo al que nos sumerge desde el minuto uno y hasta a quien pertenece ese punto de vista atento que sigue al gato negro protagonista de la cinta.
Ese desconcierto se vio aumentado cuando en los Globos de Oro, la película se impuso contra la favorita de la temporada, The Wild Robot, de Dreamworks y otros pesos pesados como Intensamente 2 de Disney Pixar. Su logro fue tal, que el director donó el galardón a un edificio gubernamental de su país natal, Letonia, donde fue recibido con honores. Semanas después no solo se confirmó la nominación al Oscar a mejor película animada, Flow también se metió en las cinco selectas para la categoría extranjera. Si bien tiene rivales importantes, de Emilia Pérez a I’m Still Here, méritos no le faltan para aspirar a una histórica doble victoria.
Es que el film es envolvente y enigmático. Con gráficos que se asemejan al de las consolas de última generación, pero con un toque más artesanal. Allí, seguimos a un gato que explora lo que parece un mundo inundado y devastado donde los animales tomaron control o al menos luchan para obtenerlo. Los peligros y descubrimientos no pararán para este animalito: desde la impiadosa marea que lo ahoga un par de veces, a garzas violentas y lo que parecen monumentos y casas abandonadas, adoptamos la mirada curiosa del felino, que se abre paso frente a los obstáculos para seguir sobreviviendo.
Ahora bien, ¿cómo un animador desde su computadora personal logró tal grado de detalle?
El punto de vista de la cámara, ¿es un espíritu, un ser superior, que acompaña al gato en su búsqueda de sentido?
¿Por qué los animales parecen tener una inteligencia superior a la conocida, que les permite manipular objetos y vehículos?
¿A qué se deben las inundaciones, la ausencia de humanos y los monumentos gigantes que se ven?
La película abre todos esos interrogantes y los cineastas no parece molestarle no responderlos.

Flow es un film sobre el descubrimiento y el asombro que produce en los seres que lo llevan adelante. Por momentos, parece dirigida por Terrance Malick y los ecos con El Nuevo Mundo y El Árbol de la Vida son innegables; también uno recuerda otros proyectos como El Abismo y Avatar de James Cameron y largometrajes de Spielberg por su punto de vista obnubilado por el mundo que se recorre.
En este misterioso páramo hay una certeza: la comunidad asegura la supervivencia y así lo comprueba el gato protagonista cuando hace aliados como un lémur, un labrador y un carpincho. A su vez, hay una mirada entre temerosa y maravillada por lo desconocido y hacía una naturaleza en constante cambio.
Flow es una película fascinada por el planeta tierra, pero no en un sentido ecologista; sino en la noción de que este se destruye, muta, se inunda, seca y reverdece siglo a siglo y quienes lo habitamos somos simples pasajeros de ese viaje circunstancial que es la vida. Buscar la belleza en los elementos y el resguardo en el prójimo es la mejor forma de atravesarlo.


Nuestra puntuación de la película
4.0 out of 5.0 stars4.0Ficha técnica
- Flow (2024)
- Dirección: Gints Zilbalodis
- Guión: Gints Zilbalodis, Matīss Kaža, Ron Dyens
- Fotografía: Gints Zilbalodis
- Edición: Gints Zilbalodis
- Música: Gints Zilbalodis, Rihards Zaļupe
- Duración: 85 minutos
- Nuestra opinión: Muy buena