¿Qué pasa cuando la búsqueda de alivio se convierte en una trampa? El llanto del perro, de Federico Venzi y Jano Piccardo, ilumina esta cuestión y otras que de ella se desprenden. Su punto de partida resulta familiar para cualquiera que haya confiado en alguna variante de la medicina no convencional con el objetivo de acallar una crisis urgente. Gaby viaja a Ingeniero Maschwitz junto a Ema, una suerte de figura terapéutica que, mediante un mantra de aceptación y las gotas de un líquido amarillento, promete solucionar una ansiedad que la primera ya no puede sostener sola. Pero, tras un accidente en el camino, la aparente calma empieza a torcerse, alimentándose de una energía peligrosa que se filtra entre los gestos, los silencios y las reglas de ese “tratamiento” alternativo.
La película se despliega sobre una diégesis gris, en la que la fragilidad emocional se mezcla con el deseo de entregarse a quien garantiza una salida. Lo que comienza como una dinámica curativa se transforma de a poco en un vínculo extraño, atravesado por obediencias, rituales y un tipo de domesticación que incomoda porque parece simbólica, hasta que deja de serlo.
Miranda de la Serna y Clara Kovacic sostienen la historia con una intensidad asfixiante. De la Serna aporta una sensibilidad cruda, que vuelve real cada duda y cada desborde de Gaby. Kovacic, en cambio, se mueve con esa calma tan característica de los personajes cínicos que ya son su marca personal en el cine de género argentino. Juntas construyen un mundo hermético, donde la dependencia emocional se vuelve un campo de experimentación inquietante.
|Te podría interesar: ‘Alpha’, de Julia Ducornau: ignorá el ruido exterior, es extraordinaria
El diseño sonoro es otro de los grandes motores del filme. Los susurros, los ruidos mínimos y ese llanto que a veces parece humano y otras veces no tanto: todo está calibrado para generar un estado de alerta constante. La fotografía acompaña con una precisión increíble, enmarcando incluso los espacios más abiertos a la manera de jaulas.
Venzi y Piccardo capturan algo muy propio de la actualidad: la desesperación por silenciar la ansiedad a cualquier precio. Terapias milagrosas, métodos alternativos, promesas de liberación que, en el fondo, replican las mismas estructuras de control que dicen cuestionar. La película no sermonea ni se coloca por encima; simplemente expone la tentación de ceder la propia voluntad a cambio de un pequeño respiro.
A medida que avanza, el relato juega con lo perturbador sin volverse solemne. Incluso se permite pequeñas notas de un humor extraño, intencionalmente incómodo, que descolocan en el mejor sentido. Son momentos que alivian la tensión apenas un segundo, solo para volver a sumergirse en la lógica ritual que domina la casa de Ema y atrapa a Gaby con una delicadeza engañosa.

El resultado es una obra que combina riesgo, sensibilidad y una mirada muy lúcida sobre la vulnerabilidad contemporánea. El llanto del perro es una película que no busca respuestas fáciles, sino acompañar ese trayecto donde sanar puede costar más de lo que parece. Y, cuando termina, deja un eco que reverbera un buen rato, como el lloriqueo persistente de un perro encadenado a un árbol, o a otras formas más sutiles de sometimiento.
Nuestra calificación de El llanto del perro
5/5 = Extraordinaria
Ficha técnica
- El llanto del perro (2025)
- Dirección: Federico Venzi, Jano Piccardo
- Guion: Miranda de la Serna, Federico Venzi, Bonzo Villegas
- Elenco: Miranda de la Serna, Clara Kovacic, Santiago Amanzi, Emiliano Figueredo, Juan José Camero
- Fotografía: Juan Pablo Copello
- Música: Santiago Walsh
- Duración: 70 minutos
Esta película forma parte de nuestra cobertura del BARS XXVI


